La crisis no es excusa

25 Jun 2012
Los datos extraídos de la última encuesta sobre Empresa y Discapacidad desvela una clara tendencia que posiciona Euskadi como una comunidad autónoma concienciada con la Ley de Integración Social de los Minusválidos (LISMI), pues más del 96% de las empresas afirma conocer dicha ley.
El 74% de las empresas dice no encontrar ninguna dificultad a la hora de cumplirla, aunque el 19% afirma que la propia actividad de la empresa dificulta la contratación directa de personas con discapacidad.
Un 60% de las empresas vascas sabe que, además de contratar personas con discapacidad, se puede cumplir la Ley mediante una serie de medidas alternativas. La compra de productos y servicios a Centros Especiales de Empleo (CEE) es la medida alternativa más recurrida en todo el Estado  (75%); en el País Vasco un 79% de las empresas la utiliza.
Estos datos, se ven muy reducidos a nivel nacional, lo que hace que sea Euskadi la punta de lanza y el espejo donde mirarse para el resto.
A nivel nacional, la encuesta realizada a 1006 empresas sobre el cumplimiento de la LISMI ha dado los siguientes resultados: ¿Por qué razón cumplen las empresas con  la LISMI?
12% Por dar oportunidades al colectivo
8%   Por cultura de la empresa
17% Porque son igual de eficientes
9%   Por política de RSC
54% Por Cumplir la Ley
Estos datos ponen de manifiesto, una de las realidades más duras con las que se enfrenta nuestro sector. La mayoría de las empresas y sus dirigentes tratan la discapacidad como una obligación frente al Estado y no se plantean en muchos de los casos, que las personas con discapacidad pueden tener un rendimiento  igual que la del resto de los trabajadores.
Es muy aclaratoria dicha encuesta, ya que se ha realizado además a empresas que si cumplen con la LISMI, por lo cual estos datos se radicalizarían si la muestra se completase con las empresas que en la actualidad no la cumplen ( Aprox. 23%).
Son organizaciones como la nuestra, desde donde tenemos que tratar mediante la información y la concienciación de que la discapacidad deje de ser esa la parte marginal en las empresas y que se convierta en una parte esencial de la misma.
Esto sólo lo conseguiremos mediante una buena formación, que genere a los trabajadores con discapacidad, las herramientas y conocimientos adecuados para poder enfrentarse diariamente y con solvencia a sus deberes profesionales, manteniendo unos estándares de calidad y de productividad adecuados con los requerimientos que exige la empresa.